miércoles, 14 de marzo de 2012

Varios países árabes, islámicos y africanos boicotean un comité de Naciones Unidas sobre derechos LGBT



No hay peor sordo que el que no quiere oír. Por más que la ONU se empeña en tratar de garantizar el respeto a los más mínimos derechos LGBT, sus intentos se encuentran siempre con la férrea oposición de un grupo de países que se niegan a reconocer cualquier tipo de discriminación o derecho hacia los homosexuales.
Durante la reunión del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas en la que se estaba debatiendo sobre la protección a la comunidad LGBT frente a la violencia y los asesinatos, un grupo de países islámicos, árabes y africanos boicotearon la reunión, abandonado el Consejo. De hecho, nunca en la historia del Consejo, tres grupos de países habían abandonado una reunión de esta forma. Por fortuna, parece ser que no todos los miembros de los bloques islámicos y africano se sumaron al boicot, y algunos sí que permanecieron en la reunión.
La estampida de los países discordantes se produjo tras las intervenciones del secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, y de la comisaria de Derechos Humanos, Navi Pillay, en las que pedían a los gobiernos que protegieran la integridad de los homosexuales en todo el mundo.
Según Ban Ki Moon, la violencia contra los gays es “una tragedia monumental para todos los afectados y una mancha en nuestra conciencia colectiva. Es también una violación del Derecho Internacional. Ustedes, como miembros del Consejo de Derechos Humanos, deben responder”.
Unas palabras que soliviantaron a varios de los representantes de los países árabes, islámicos y africanos, que mostraron su disconformidad antes de abandonar la sala. Por ejemplo, Pakistán, en nombre de la Organización para la Cooperación Islámica, señaló que la homosexualidad es “un comportamiento licencioso”. En nombre del bloque africano, desde Senegal han afirmado que la homosexualidad no está protegida por los acuerdos internacionales en materia de derechos humanos.
Y ya en el culmen del cinismo, el representante de Nigeria, un país en el que están documentos de sobra los ataques contra los homosexuales, se ha atrevido a decir que ninguno de sus ciudadanos tiene riesgo de sufrir violencia por su orientación sexual.
En nombre del bloque árabe, Mauritania se ha “quejado” de los intentos por imponer el controvertido asunto de la orientación sexual. Un tema que según Mauritania, minará los debates en el Consejo sobre los verdaderos problemas de Derechos Humanos.
Pese a que los numerosos países islámicos y africanos han tratado por todos los medios de sacar de la agenda del Consejo de Derechos Humanos las discusiones sobre orientación sexual e identidad de género, las presiones de Estados Unidos y Sudáfrica lograron incluirlo en junio del 2011.
Durante el debate celebrado ayer miércoles, que contó con el apoyo de países de América del Sur como Argentina, Brasil o Uruguay, intervino Pillay, antiguo juez del Tribunal Supremo de Sudáfrica. Durante su intervención, además de hacer referencia al Apartheid y a la importancia de la educación para evitar la ignorancia y la intolerancia, Pillay detalló los abusos que sufren los ciudadanos LGBT de todo el mundo, con casos que van desde el asesinato de hombres gays por bandas de diversos tipos, a la violación múltiple de lesbianas en distintos países con el fin de someterlas a un proceso de “curación”.
En el documento que presentó Pillay se refleja que en 76 de los 192 países que integran Naciones Unidas todavía hay leyes que criminizalizan la homosexualidad, y que en al menos cinco países, todavía se castiga con la pena de muerte a los gays. Precisamente, el posicionamiento de Pillay contra la homofobia le ha llevado a ser acusado de “promover la homosexualidad” por países como Egipto.
Visto lo visto, es evidente que el mundo está cada día más polarizado en todo, y el tema de los derechos LGBT no iba a ser menos. La división entre los países europeos, americanos y algunos asiáticos, y los países árabes, islámicos y africanos es cada vez más profunda en materia de derechosLGBT.
Y además, está bien claro que pese a los intentos de la ONU por proteger la integridad de las personasLGBT en todo el mundo, o de líderes como David Cameron, que amenaza con cortar las ayudas económicas a los países africanos que no respeten nuestros derechos, no van a tener demasiado éxito a medio plazo. Pero sin duda, el camino está ahí, en proteger la integridad y los derechos humanos más elementales a cualquier escala y en todos los niveles posibles. Tarde o temprano, y les guste o no les guste, tendrán que pasar por el aro. A fin de cuentas, la justicia está de nuestro lado.

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